miércoles, 25 de junio de 2008

Lo de Paco

Se había retrasado 17 minutos. Me dijo “ ..llego en punto o un ratito antes porque tengo que salir a los piques para lo de Paco.”
¿Qué me dolía más? ¿lo impuntual? ¿qué se vaya a los pedos? ¿o que no fui invitado a lo de Paco?
Cuánta poesía había en casa de Paco, recuerdo los pisos de madera mal pulida y los balcones franceses de las ventanas que daban a Lavalle.
Una vez me pegué una mamúa importante, estaba completamente en pelotas y subido a los balconcitos me puse a mear para la calle, era época de milicos y un par de viejos buchones llamaron a la cana. Cuando sonó el timbre me mandaron a dar explicaciones. No se cómo pero me creyeron, hasta me pidieron disculpas los viejitos. Resulta que cuando se va la cana, sentí que tenía la bragueta baja y el viejo seguía hablándome del estado de sitio y la mar en coche, y mientras el viejo disertaba no tuve mejor idea que sacarla a tomar aire ante la mirada de sorpresa de la vieja (vieja puta resultó, no le dijo nada al marido de lo nuestro, de lo que él no vio).
Desde que me puse de novio con la ex de Paco, tengo la entrada prohibida a la casa, “cosas de códigos” decían mientras se iban de putas los jueves. Loco es que ahora la mina es mi ex y se la está poniendo un matón de Lopez Rega, un morocho que lo tenía bien junado a Paco, cosa que al principio me hizo agarrar la persecuta y uno piensa en boludeces no tan boludas: el exilio, la 22 en la mesita de luz, la esquina oscura... Pero no, “un pedo de concha tira a un buey” decía Rodolfo, el mismo que me dejó plantado, el mismo Rodolfo por el que ya miré 15 veces la vidriera con zapatos de saldo. Rodolfo tiene una cantidad de zapatos incomprensible, pensé. Los zapatos son como la comida, no se puede ostentar con zapatos habiendo tantos que andan descalzos, pero quién no tiene contradicciones, el Che y ya no está más.

Después de media hora me fui a lo de Paco, de una voy me dije, que se caguen. Cuando toqué, Paco me atendió seco y me tiró la llave por el balcón. Abrí y vi a los 5 que quedabamos, los muy pelotudos con bonete y guirnaldas me cantaban el feliz cumpleaños. No evité el flashback de foto blanco y negro. Todos volvimos a tener 10. La foto es un antes, un antes de recuerdos inocentes y alegrías.
Sebastián Iglesias

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