lunes, 9 de junio de 2008

Lo que dejó el Huracán


Veo amaneceres agitados, no es que todos salieron a correr el tren de las y diez.
Alguien prende el sol y le da respiro a la noche sin estrellas, a la pobre le da miedo la oscuridad.
Ahora me decís que me amás y tuve que hacerte lugar en mi butaca de Cine a sala llena.
Me decís que te compre un libro, el que yo quiera y nos vamos a una plaza a leerlo.
El semáforo no se pone en verde simplemente porque tus labios detienen todo alrededor y el tiempo no pasa, no pasa.
Me decís que te pida lo que quiera y vos lo hacés, te creo.
Mis miradas me van a traicionar, testigos serán quienes entiendan de ojos iluminados.
Mis manos tan pequeñas y escurridizas, no podrán evitar el roce cómplice entre la gente de cemento.
Hoy vi una mañana de 5 soles y brisas frescas y mi corazón latía siguiendo el ritmo de tus palabras.
Y es mi patio el que se inunda de nostalgias que no vivieron, baldosas mojadas de infancias cómplices.
¿Qué son esos recuerdos que no me pertenecen? Tan tuyos, tan íntimos que me avergüenzan.
Se iluminan las calles de un sol radiante y la humedad acecha, sin embargo el frío sureño es tan cálido.¿Quiénes son esos dos que se besan? Tan nuestros, tan íntimos que me avergüenzan.
Sebastián Iglesias

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