Otra vez apunto de quebrarme.
Y ya duelen los hachazos que me agrietan.
las paredes se agrietan y no es solo polvo lo que el ladrillo pierde.
Seis segundos de antesala, seis cabras premiadas.
Todos adentro del bracero disparando lenguas en llamas,
tu alma rastrera y los seis dedos de tu mano derecha.
No es un presagio ver descalzos.
En inviernos pies de algodón, descalzo el fuego.
Grito y desespero mil veces desesperadas.
Un timbre divulga el eco, nada de nadies.
Nadies de techos bajos, nausiabundos y oscuros.
Espacio de aire mudo, cavo palabras.
Otra vez apunto de ahorcar almohadas.
Y mirás desde la puerta con desaire,
alergias de pluma y soledad.
El sueño de los que no despiertan.
Destierra almas en penumbra, agitadas.
Al final siempre es nirvana.
Vuelvo al hueco de clavícula quebrada.
Madres quebradas y espermas ausentes, distantes.
Todo se ve nublado y no cambia en años.
En armarios con candado, ropa nueva de hace años.
El hígado atormenta mañanas en vías que asesinan hormigas.
Dormida dejo que pases y me quedo con tu olor.
No a lugar gritan los mundos privados,
gritan presente y se esconden.
Alzo la mano y no vienen las palomas.
Das de comer a mil bocas,
y mi mesa de tres es un milagro.
ahí están los santos, muertos los están matando.
Otra vez a punto de quebrarme
No necesito ver caras, las recuerdo.
Y ya duelen los hachazos que me agrietan.
las paredes se agrietan y no es solo polvo lo que el ladrillo pierde.
Seis segundos de antesala, seis cabras premiadas.
Todos adentro del bracero disparando lenguas en llamas,
tu alma rastrera y los seis dedos de tu mano derecha.
No es un presagio ver descalzos.
En inviernos pies de algodón, descalzo el fuego.
Grito y desespero mil veces desesperadas.
Un timbre divulga el eco, nada de nadies.
Nadies de techos bajos, nausiabundos y oscuros.
Espacio de aire mudo, cavo palabras.
Otra vez apunto de ahorcar almohadas.
Y mirás desde la puerta con desaire,
alergias de pluma y soledad.
El sueño de los que no despiertan.
Destierra almas en penumbra, agitadas.
Al final siempre es nirvana.
Vuelvo al hueco de clavícula quebrada.
Madres quebradas y espermas ausentes, distantes.
Todo se ve nublado y no cambia en años.
En armarios con candado, ropa nueva de hace años.
El hígado atormenta mañanas en vías que asesinan hormigas.
Dormida dejo que pases y me quedo con tu olor.
No a lugar gritan los mundos privados,
gritan presente y se esconden.
Alzo la mano y no vienen las palomas.
Das de comer a mil bocas,
y mi mesa de tres es un milagro.
ahí están los santos, muertos los están matando.
Otra vez a punto de quebrarme
No necesito ver caras, las recuerdo.
Otra vez a punto de oxidarme.
Sebastián Iglesias
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